sábado, 31 de marzo de 2018
Foro Nacional de Consulta y Debate
En la jornada del 27 de marzo, en el Palacio San Martín de la ciudad de Buenos Aires. Se
desarrolló el foro de consulta y debate, las representantes de organizaciones
que trabajan la problemática de la mujer se encargaron de organizar las
opiniones, análisis y propuestas, consensuando un primer documento con las
propuestas para mejorar la situación.
jueves, 15 de marzo de 2018
De mis andares por el monte.
De mis andares por el monte.
Algo de mi historia personal: llegue al monte santiagueño a los 17 años como misionera invitada por la diócesis de Añatuya, famosa por ser la iniciadora de la campaña “Más por Menos” de la Iglesia Católica- Caritas. La posibilidad de trabajar socialmente con los barrios periféricos y rurales de un pueblo del sur de Santiago me voló la cabeza sin embargo ya en mi segundo viaje como egresada del colegio de Belgrano: Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en 1988 el Obispo Monseñor Gottau me interpelo diciendo que: No era bien visto que una mujer sola anduviera visitando las casas y trabajando con la gente sino iba con un sacerdote que lo acompañara…
En ese, y en muchos sentidos, la sociedad del norte argentino, y de mucha de la ruralidad latinoamericana conserva rasgos pres industriales…y profundamente machistas. Volví a Bs As, me inscribí en la Facultad de Sociales de la UBA y regrese ya como estudiante universitaria de comunicación social a la diócesis de Añatuya esta vez al norte de la provincia. A la primera reducción jesuita del país: San José de las Petacas, a los 19 años y es allí donde aún hoy 30 años después vivo y trabajo.
Desandar y des naturalizar las practicas patriarcales propias y ajenas ha sido el camino de mi vida en singular y en plural. Y no quiero decir que en las grandes ciudades como Buenos Aires no haya mucho trabajo que realizar en pos de generar prácticas equitativas entre hombres y mujeres; lo que digo es que en la ruralidad es aún más evidente y profundo el lugar de subordinación que ocupan las mujeres cuando hasta hace 15 años se las veía comiendo paradas en la cocina lo que quedaba del almuerzo si es que quedara algo o bien paradas detrás del hombre que es quien estaba sentado en la mesa, con los hijos varones alrededor. Y a esto se le suma el trabajo productivo en la casa, y el reproductivo con los innumerables hijos y nietos a criar. Y la reproducción de ese modelo de madres a hijas..
En mi camino de tratar de entender, para des armar estas escenas naturalizadas y reiteradas de una profunda violencia, he encontrado muchas resistencias aun en el seno de la progresista compañía de Jesús de las décadas del 80, 90 y 2000 en las que tenía el privilegio de ser una de las pocas mujeres que se sentaba conversar y debatir estos y otros temas con los investigadores del CIAS. Centro de Investigación y Acción Social.
Un signo que tengo que reconocer fue importante fue en 1996-8 la designación de mi persona como coordinadora del Grupo Misionero de los Jesuitas, siendo la primera vez que llegaba a las parroquias de Rio Negro, Puerto Iguazú y Boquerón una mujer a cargo de decenas de jóvenes estudiantes de CABA a los lugares de misión. Genero mucho ruido aun y sobre fin de siglo en las familias de clase media, y clase media alta que mandaban a sus hijos a una experiencia religiosa y solidaria. Una mujer menor de 30 años, a cargo de jóvenes entre 15 y 32 años. Ahí tome conciencia de que todas las mas informadas y formadas, como las más analfabetas teníamos que demostrar siempre nuestro valor ante la sociedad y creo que naturalmente abrace esta causa sin hacerlo plenamente consciente.
Por los días que yo egrese de la Facultad de Sociales y decidía irme a vivir y trabajar al monte santiagueño, sabía que mi madre biológica era catamarqueña pero desconocía una historia que fui encontrando a lo largo del 2000 mientras recorría los parajes santiagueños ya no como misionera sino como profesional, militante humanista.. y en ese andar tuve el privilegio de trabajar con otras mujeres profesionales de cuarenta y pico de años y veinte años de trayectoria que integraban la ONG PRODEMUR ( Promoción de la Mujer Rural ) en Santiago, Catamarca y Tucumán. De ese modo a mis casi 30 años comencé a formarme en perspectiva de género lo que ilumino mi camino recorrido hasta el momento, y el de mi linaje; a la par de darme herramientas para intervenir en contextos tan masculinos como son los de las ONGS y Fundaciones coordinadas y dirigidas por hombres, de la misma forma que los equipos de extensión rural liderados por veterinarios e ingenieros que se abocan a explicarte con pasión el tamaño del prepucio del toro como cuestión central de la productividad .
A este punto me refiero que en temas de género, en primer término hacer consciente que el sistema de genero trasvasa clases sociales, niveles de educación, ideologías, experiencias de vida. El hecho de ser mujer es ya una variable de desigualdad, cuando va asociada a otras como la pertenencia a grupos étnicos minoritarios, la edad, el desempleo, el origen... Y luego tomando como referencia las mujeres con las que elegí trabajar: campesinas, con escasa escolaridad, NBI des naturalizar y hacer visible que la desigualdad basada en el género, que se perfila como causa y factor multiplicador de muchas desventajas en términos de educación, habilidades, empleo, vivienda, recursos económicos, etc...
Es por esto que hacía mis veintinueve años, comencé a poner palabras, textos, lecturas a una intencionalidad inconsciente de desarrollar herramientas de trabajo para con las mujeres, para las mujeres entre ellas, y con sus compañeros y entornos. Enfoque de género a las intervenciones en pro de la inclusión social, con el fin de dar visibilidad a las mujeres, promover su participación y ofrecer una respuesta adecuada a sus necesidades.
Y en ese andar, con otras que me antecedían en estas búsquedas colectivas, también fui des cubriendo los andares de mi madre mestiza diaguita del pueblo cacán, de sus hermanas, su madre, su abuela en la pre cordillera.
Las mujeres o los hombres pueden formar parte de colectivos vulnerables. Sin embargo, las mujeres como género experimentan situaciones de discriminación que dan lugar a problemas específicos (explicables por el hecho de ser mujeres) o que, compartidas con los varones, pueden experimentarlas de distinto modo, también por género. Género desde esta perspectiva no es una causa de vulnerabilidad, sino de discriminación.
El concepto de género se refiere a la construcción social diferenciada de roles y responsabilidades entre hombres y mujeres, que condiciona el desarrollo de sus identidades como personas, sus cosmovisiones y sus proyectos de vida. El enfoque de género se enmarca en el desarrollo de las políticas de igualdad de oportunidades y se aplica en todos los procesos metodológicos relacionados con los proyectos de intervención, desde la identificación, hasta la evaluación. En definitiva abordar género significa promover una redistribución del poder adentro de nuestras sociedades y de nuestra propia organización, y esto puede ser especialmente difícil de aceptar, sobre todo cuando ello nos lleva a cuestionarnos nuestras propias vidas: nuestro proyecto vital, nuestras relaciones laborales, familiares o de pareja. Hay en ello un ejercicio cierto de valentía y esfuerzo. A veces no nos quedan más energías para abordar nuevos problemas y otras, el miedo o la comodidad nos ganan. Preferimos dejar las cosas como están, pues nos proporcionan seguridad, aun a costa de situaciones de injusticia, en cuya resolución o alternativa no confiamos del todo.
Que en todos los ámbitos se cuestione el sistema de géneros y se des naturalice lo aprendido sirve para poder pensar entre todos: comunidades afectadas, equipos de intervención, etc. las mejores respuestas para resolver una problemática específica generando opciones que promueven la equidad entre todos-as y reforzando mayores niveles de autonomía.
Lucrecia Gil Villanueva, Frente de Mujeres del Salado Norte/ Colectivo de Mujeres del Chaco Trinacional
lulugvs@yahoo.com.ar
miércoles, 14 de marzo de 2018
Reflexión de Cristina Manzano
Taller W20 Desarrollo Rural – 8 y 9 de marzo de
2018
Cristina Manzano – Sociedad Rural Argentina
Más
de 30 mujeres de diferentes
organizaciones rurales y asociaciones civiles de casi todas las regiones de
nuestro país convocadas por la Fundación Gran Chaco, se dieron cita el 8 y 9 de
marzo en Buenos Aires con el objetivo de trabajar conjuntamente para elaborar
propuestas y soluciones en pos del desarrollo rural y la mujer, dentro del
marco de la presidencia de Argentina
este año del G20, y del grupo de afinidad del W20 (woman 20) con el objetivo de
incidir en las políticas públicas, para incrementar la participación de la
mujer en la economía.
Definitivamente
fue un encuentro especial, maravilloso , lleno de energía. Distintas realidades
pero todas transversalizadas por temas que nos preocupaban a las mujeres,
incluso a las mujeres urbanas, pero magnificadas por el aislamiento y la falta
de políticas hacia la ruralidad y a sus grupos de origen.
Salud,
educación, propiedad de la tierra, marco legal, cambio climático, seguridad
alimentaria y sustentabilidad, deficientes comunicaciones, instrumentos financieros,
inclusión digital, comercialización, acceso al agua potable, entre otros,
obligaron bajo una coordinación inmejorable, a pensar soluciones para adecuar
un marco práctico hacia la integración
de la mujer en programas que las
incorporen en el proceso
productivo de sus regiones y grupos de
pertenencia, contribuyendo fuertemente al desarrollo socioeconómico de sus
comunidades, muchas veces invisibilizadas, y que se traduzcan en respuestas a
las necesidades del desarrollo rural de las mujeres.
Se conformaron grupos de trabajo espontáneos
para diseñar estrategias con sus pares, ONG, áreas de gobierno, entidades
crediticias, etc, articulando conocimientos, experiencias y redes, generando
instancias de reflexión e intervención,
con una visión integral del proceso de desarrollo de políticas activas
dirigidas a las mujeres pertenecientes a la ruralidad, en un escenario de
cambios permanentes.
La
tarea se cumplió con creces, empoderadas y
movilizadas con gusto a poco, pero con la satisfacción de haber elaborado
propuestas concretas para el Diálogo
Nacional que se aproxima, y con un seguro:
“hasta la próxima” y “a seguir trabajando”!
https://www.sra.org.ar/
martes, 13 de marzo de 2018
Reflexión de Lucia
Fue una linda experiencia esta hermosa convocatoria, creo que todas debemos haber tenido cientos de convocatorias y son pocas a las que uno les ve futuro y proyección y esta es una, le vi proyección y futuro, o quizás sera que en lo personal le puse mucha fe, quizás por el lugar en el que fuimos convocadas, un lugar con mucha energía y luchas vividas.
Mujer 20 creo tiene mucho futuro, más aun si se concreta la federación de mujeres rurales. Hay muchas necesidades en las mujeres rurales que se plantearon, comercialización, fortalecimiento tanto en lo productivo como en las organizaciones, mucho abandono y eso lo veo a diario tanto como productora rural, como dirigente de la asociación unión y progreso.
Hemos hecho mucho desde que se conformo dicha asociación, se han fortalecido varios pequeñas productoras en sus bases, se han creado ferias, remates de ganados mayores, engorde de terneros y sus posteriores ventas, pero falta mucho por hacer, como así también se vino trabajando para que a compañeras se les reconozca los títulos de las tierras que poseen y que no se las desaloje, para esto se compro una radio Fm local que sirve para mantenernos unidas en los cuatro puntos cardinales del Municipio al cual pertenecemos.
Lucia; Asociación Unión y Progreso
lucia.ruiz1@hotmail.com
Obstáculos para el desarrollo
W20 Rural:
Obstáculos para el desarrollo de las actividades económicas de las mujeres
rurales.
El Grupo de
Trabajo de Desarrollo Rural del W20, representado por líderes de organizaciones
de mujeres de base y ONG de las distintas regiones del país, desde la Patagonia
hasta el Chaco, con referentes de 18 provincias, ha intercambiado experiencias
y reflexionado sobre el proceso de Desarrollo Rural de las mujeres, llegando a
las siguientes conclusiones.
Las mujeres rurales
presentan una gran diversidad étnica y de identidades. De este modo, se
encuentran en el mismo territorio mujeres que se reconocen como criollas,
campesinas o indígenas, resultando fundamental visibilizar esta heterogeneidad
para poder pensar futuras intervenciones focalizadas y específicas en los casos
que se requiera.
Las mujeres
rurales, campesinas e indígenas, tienen un rol fundamental en el desarrollo
rural de Argentina ya que sus actividades productivas representan el sustento económico cotidiano de las familias,
lo que asegura la alimentación y cuidado de los niños, así como la sostenibilidad
del grupo familiar en su conjunto. Las actividades productivas a cargo de las
mujeres: agricultura orgánica, ganado menor y productos derivados como quesos y
marroquinería, miel, productos no maderables del bosque, artesanía; representan
los ejes fundamentales de estos sistemas productivos que se basan en la
integralidad y diversidad y que por eso son sostenibles y resilientes frente a
las adversidades causadas por los efectos del cambio climático.
Fortalecer estas actividades genera un
trilpe impacto: social, económico y ambiental.
Sin embargo,
en los programas de desarrollo rural es invisilizado
el rol de las las mujeres como productoras y se promueve un abordaje hacia
la familia, lo cual desconoce las condiciones específicas en las que viven y
trabajan las mujeres rurales e impide
la identificación de barreras que limitan su participación e inserción en
los espacios de capacitación y toma de decisiones.
La ausencia de
políticas públicas con equidad de género y participación de la sociedad civil y
del sector empresarial, hace que desde el Estado se proponen programas con
formatos obsoletos e inadecuados para que puedan acceder las mujeres rurales. Se sigue promoviendo desde el
formato de los Programas, una división entre lo Técnico y lo Social,
privilegiando lo primero respecto al segundo y determinando así el fracaso de
muchas inversiones en el ámbito técnologico en cuanto las organizaciones de
base no logran gestionar o administrar correctamente la innovación en los
tiempos previstos. De esta manera, se culpabiliza al “beneficiario” por no
saber apropiarse de la innovación propuesta, sin considerar que la innovación
tecnológica representa una herramienta para que las organizaciones puedan
lograr su desarrollo sostenible y que es necesario trabajar fuertemente en los
aspectos organizativos y sociales para lograr la apropiación estratégica de los
aspectos técnicos, lo cual implica un necesario diálogo entre saberes técnicos
y campesinos.
De la misma manera, las políticas de inclusión
financiera basadas en el micro-crédito no son adecuadas a los desafíos que
enfrentan las mujeres rurales: la escala del crédito no debe ser micro en
cuanto la ruralidad, por su dispersión territorial, necesita adquirir escala
para que las producciones puedan acceder a mercados de mejor nivel. Es
necesario pensar el acceso al crédito de manera proporcional a la escala del
mercado logrado y, aún más importante, se debe propiciar el asociativismo y no
pensar en el emprededor aislado. Los obstaculos para el desarrollo rural no son
micros y no son individuales, son colectivos y estructurales y por lo tanto, la
soluciones propuestas deben estar a la altura de la complejidad de los
problemas que viven las mujeres rurales.
Para lograr un
verdadero desarrollo económico del ámbito rural, es necesario definir los principales obstáculos para fortalecer las
actividades productivas de las mujeres. El Grupo de trabajo ha identificado los
siguientes:
1. Ausencia de infraestructura: el principal obstáculo de la
mayoría de las comunidades o parajes rurales es, sin lugar a dudas, el aislamiento. La mayoría de las productoras
sufren la falta de una red vial asfaltada o segura (enripiada o mantenida), y
por lo tanto, quedan aisladas en épocas de lluvia con graves consecuencias para
acceder a los centros de salud y de educación. A su vez, el costo del transporte
encarece la comercialización y la asistencia técnica necesaria para el
desarrollo de la producción. Uno
de los ámbitos en el cual resulta más significativa la falta de
infraestructura, es el acceso al agua,
tanto para el consumo humano como para la producción. Es impensable un
desarrollo rural sin acceso al agua, considerando la carga diferencial que esto
significa para las mujeres, encargadas de proveer el agua a la familia y
dedicando, en muchas comunidades, más de 6 horas diarias al acarreo. Dificultando
aún más la planificación de un desarrollo productivo sin sistemas de cosecha y almacenamiento de agua para poder asegurar la
producción, frente a los efectos del cambio climático que determinan
prologandas sequias alternadas con intensas lluvias. La falta de
infraestructura es trasversal a todos los ámbitos, no solamente a la comunicación
sino también a la salud y la educación: la falta de escuelas y centros de salud
tiene consecuencias gravísimas en la salud de las mujeres y niños así como
también en la deserción escolar.
En muchas localidades, la falta de centros educativos cercanos, obliga a las familias a enviar a los niños de 5 años a otras comunidades para que puedan acceder a la escuela, en casas de parientes o en escuelas con internados, provocando un gran sufrimiento tanto a los padres como a los niños. Estas rupturas al interior de las familias generan desarraigo en los niños, que al crecer, terminan instalándose en las nuevas comunidades, o directamente el abandono del campo por parte de las familias que no quieren desprenderse de sus hijos a tan temprana edad, acentuándose así las migraciones del campo hacia la ciudad, incrementado los cordones de pobreza e indigencia urbana. El aislamiento está determinado también por la falta de accesibilidad a las Tics: en la mayoría de las localidades rurales de todas las provincias, no llega la señal de telefonía celular y, por lo tanto, se puede acceder a internet únicamente a través de conexiones satelitales, sumamente costosas e inalcanzables para los pobladores locales. Además de la accesibilidad, no se cuenta con un plan integral de apropiación estratégica de las Tics, que no se limite a la alfabetización digital sino que aporte a una visión de incorporación efectiva de las Tics para el desarrollo productivo de la región con equidad de género. Los adultos, hombres y mujeres, suelen quedar excluidos de las capacitaciones en informática porque los programas de alfabetización digital se ejecutan específicamente en las escuelas para los jóvenes, por lo cual, las mujeres productoras son doblemente excluidas.
2. Tenencia de la
tierra: el principal desafío
para las mujeres rurales es asegurar la tenencia de la tierra ya que la falta
de títulos definitivos representa una barrera adicional para acceder a
subsidios y créditos. Se agravan así las condiciones de precariedad y subsistencia, y se incrementan los riesgos de desalojos,
desarraigo y de emigración hacia la ciudad. Asegurar la tenencia de la
tierra, con la infraestructura básica y el acceso al agua, implica garantizar las condiciones
necesarias para pensar un desarrollo equitativo y sostenible de la ruralidad.
Al mismo tiempo, los títulos otorgados son a nivel familiar y el jefe de
familia es en la mayoría de los casos el varón, lo que no asegura la propiedad
de las mujeres y su independencia económica, principla reaseguro frente a casos
de violencia doméstica: “la tierra no es para las mujeres”. Tanto más importante resulta ser, si
se tiene en cuenta que la tierra no sólo es para ellas un proveedor de recursos
materiales sino que guarda particularmente con las comunidades indígenas, una
relación espiritual inescindible.
3. La Disponibilidad
de fondos específicos para la organización y empoderamiento de las mujeres: el desarrollo de la producción
también implica aspectos organizativos que suelen ser subestimados e
invisibilizados. La mayoría de las mujeres no producen de manera asociada y
desde los programas no existen financiamientos especificos para la organización.
Como explicó una de las delegadas del Grupo de Trabajo, “la organización cuesta” tanto en términos económicos como
personales. Es necesario esforzarse para
superar las desconfianzas, diferencias, fragmentariedad del tejido social rural
y generar instancias asociativas de articulación a nivel comunitario con los
demás actores e instituciones locales. Otra de las delegadas presentes ha
mencionado la necesidad de “unirse en el
territorio”, evidenciando la falta de articulación interinstitucional a
nivel local. Los aspectos organizativos van desde la generación de espacios
asociativos y de la construcción de liderazgo, mediación de conflictos,
empoderamiento, hasta los aspectos más técnicos de la formalización de las
organizaciones de base como la personaría jurídica y facturación, lo que
representa una barrera importante para poder acceder a canales de comercialización
de mayor calidad y estabilidad.
Analizando más en profundidad la problemática de la comercialización, resulta que las principales causas de los problemas identificados para poder acceder al mercado, se encuentran en la organización de la producción: son muchos los casos de productoras que han logrado contactar buenos clientes, disponibles a pagar un buen precio y no han logrado cumplir con el pedido ya sea por la calidad o por el incumplimiento de plazos. Por ende, el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres, con innovación tecnológica y asistencia técnica para mejorar los estándares de calidad, es la condición necesaria para lograr la comercialización.
domingo, 11 de marzo de 2018
Reflexión Analia García
Fue un encuentro de organizaciones de mujeres rurales de nuestro país, para analizar y poner en común las mayores inquietudes y proyectos desde y para el desarrollo rural con VOZ PROPIA , de cara al G20.
Acceso a la tierra, incidencia en políticas públicas, inversión en infraestructura y tecnologías adecuadas, fortalecimiento de las organizaciones en territorio, educación, salud, promoción para el agregado de valor de las producciones y estrategias de comercialización, entre tantos temas de importancia, fueron expuestos y consensuados con perspectiva de género. Con detalle en los obstáculos y en las posibles soluciones, compartimos tanto aquellas ya emprendidas por las mujeres y sus organizaciones de pertenencia y apoyo, como los temas y aspectos pendientes, para su próxima presentación documental ante las máximas autoridades en Argentina.
Una gran responsabilidad nos mueve, la sustentabilidad de la vida social, cultural y económica para un verdadero Desarrollo Rural Integral está en juego, y tenemos propuestas concretas para ser escuchadas.
Hoy y mañana seguimos tejiendo redes, con la convicción de que UNIDAS se puede.
Gracias por permitirme ser parte!
Analia García. Fundación Cruzada Patagónica.
viernes, 9 de marzo de 2018
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