W20 Rural:
Obstáculos para el desarrollo de las actividades económicas de las mujeres
rurales.
El Grupo de
Trabajo de Desarrollo Rural del W20, representado por líderes de organizaciones
de mujeres de base y ONG de las distintas regiones del país, desde la Patagonia
hasta el Chaco, con referentes de 18 provincias, ha intercambiado experiencias
y reflexionado sobre el proceso de Desarrollo Rural de las mujeres, llegando a
las siguientes conclusiones.
Las mujeres rurales
presentan una gran diversidad étnica y de identidades. De este modo, se
encuentran en el mismo territorio mujeres que se reconocen como criollas,
campesinas o indígenas, resultando fundamental visibilizar esta heterogeneidad
para poder pensar futuras intervenciones focalizadas y específicas en los casos
que se requiera.
Las mujeres
rurales, campesinas e indígenas, tienen un rol fundamental en el desarrollo
rural de Argentina ya que sus actividades productivas representan el sustento económico cotidiano de las familias,
lo que asegura la alimentación y cuidado de los niños, así como la sostenibilidad
del grupo familiar en su conjunto. Las actividades productivas a cargo de las
mujeres: agricultura orgánica, ganado menor y productos derivados como quesos y
marroquinería, miel, productos no maderables del bosque, artesanía; representan
los ejes fundamentales de estos sistemas productivos que se basan en la
integralidad y diversidad y que por eso son sostenibles y resilientes frente a
las adversidades causadas por los efectos del cambio climático.
Fortalecer estas actividades genera un
trilpe impacto: social, económico y ambiental.
Sin embargo,
en los programas de desarrollo rural es invisilizado
el rol de las las mujeres como productoras y se promueve un abordaje hacia
la familia, lo cual desconoce las condiciones específicas en las que viven y
trabajan las mujeres rurales e impide
la identificación de barreras que limitan su participación e inserción en
los espacios de capacitación y toma de decisiones.
La ausencia de
políticas públicas con equidad de género y participación de la sociedad civil y
del sector empresarial, hace que desde el Estado se proponen programas con
formatos obsoletos e inadecuados para que puedan acceder las mujeres rurales. Se sigue promoviendo desde el
formato de los Programas, una división entre lo Técnico y lo Social,
privilegiando lo primero respecto al segundo y determinando así el fracaso de
muchas inversiones en el ámbito técnologico en cuanto las organizaciones de
base no logran gestionar o administrar correctamente la innovación en los
tiempos previstos. De esta manera, se culpabiliza al “beneficiario” por no
saber apropiarse de la innovación propuesta, sin considerar que la innovación
tecnológica representa una herramienta para que las organizaciones puedan
lograr su desarrollo sostenible y que es necesario trabajar fuertemente en los
aspectos organizativos y sociales para lograr la apropiación estratégica de los
aspectos técnicos, lo cual implica un necesario diálogo entre saberes técnicos
y campesinos.
De la misma manera, las políticas de inclusión
financiera basadas en el micro-crédito no son adecuadas a los desafíos que
enfrentan las mujeres rurales: la escala del crédito no debe ser micro en
cuanto la ruralidad, por su dispersión territorial, necesita adquirir escala
para que las producciones puedan acceder a mercados de mejor nivel. Es
necesario pensar el acceso al crédito de manera proporcional a la escala del
mercado logrado y, aún más importante, se debe propiciar el asociativismo y no
pensar en el emprededor aislado. Los obstaculos para el desarrollo rural no son
micros y no son individuales, son colectivos y estructurales y por lo tanto, la
soluciones propuestas deben estar a la altura de la complejidad de los
problemas que viven las mujeres rurales.
Para lograr un
verdadero desarrollo económico del ámbito rural, es necesario definir los principales obstáculos para fortalecer las
actividades productivas de las mujeres. El Grupo de trabajo ha identificado los
siguientes:
1. Ausencia de infraestructura: el principal obstáculo de la
mayoría de las comunidades o parajes rurales es, sin lugar a dudas, el aislamiento. La mayoría de las productoras
sufren la falta de una red vial asfaltada o segura (enripiada o mantenida), y
por lo tanto, quedan aisladas en épocas de lluvia con graves consecuencias para
acceder a los centros de salud y de educación. A su vez, el costo del transporte
encarece la comercialización y la asistencia técnica necesaria para el
desarrollo de la producción. Uno
de los ámbitos en el cual resulta más significativa la falta de
infraestructura, es el acceso al agua,
tanto para el consumo humano como para la producción. Es impensable un
desarrollo rural sin acceso al agua, considerando la carga diferencial que esto
significa para las mujeres, encargadas de proveer el agua a la familia y
dedicando, en muchas comunidades, más de 6 horas diarias al acarreo. Dificultando
aún más la planificación de un desarrollo productivo sin sistemas de cosecha y almacenamiento de agua para poder asegurar la
producción, frente a los efectos del cambio climático que determinan
prologandas sequias alternadas con intensas lluvias. La falta de
infraestructura es trasversal a todos los ámbitos, no solamente a la comunicación
sino también a la salud y la educación: la falta de escuelas y centros de salud
tiene consecuencias gravísimas en la salud de las mujeres y niños así como
también en la deserción escolar.
En muchas localidades, la falta de centros educativos cercanos, obliga a las familias a enviar a los niños de 5 años a otras comunidades para que puedan acceder a la escuela, en casas de parientes o en escuelas con internados, provocando un gran sufrimiento tanto a los padres como a los niños. Estas rupturas al interior de las familias generan desarraigo en los niños, que al crecer, terminan instalándose en las nuevas comunidades, o directamente el abandono del campo por parte de las familias que no quieren desprenderse de sus hijos a tan temprana edad, acentuándose así las migraciones del campo hacia la ciudad, incrementado los cordones de pobreza e indigencia urbana. El aislamiento está determinado también por la falta de accesibilidad a las Tics: en la mayoría de las localidades rurales de todas las provincias, no llega la señal de telefonía celular y, por lo tanto, se puede acceder a internet únicamente a través de conexiones satelitales, sumamente costosas e inalcanzables para los pobladores locales. Además de la accesibilidad, no se cuenta con un plan integral de apropiación estratégica de las Tics, que no se limite a la alfabetización digital sino que aporte a una visión de incorporación efectiva de las Tics para el desarrollo productivo de la región con equidad de género. Los adultos, hombres y mujeres, suelen quedar excluidos de las capacitaciones en informática porque los programas de alfabetización digital se ejecutan específicamente en las escuelas para los jóvenes, por lo cual, las mujeres productoras son doblemente excluidas.
2. Tenencia de la
tierra: el principal desafío
para las mujeres rurales es asegurar la tenencia de la tierra ya que la falta
de títulos definitivos representa una barrera adicional para acceder a
subsidios y créditos. Se agravan así las condiciones de precariedad y subsistencia, y se incrementan los riesgos de desalojos,
desarraigo y de emigración hacia la ciudad. Asegurar la tenencia de la
tierra, con la infraestructura básica y el acceso al agua, implica garantizar las condiciones
necesarias para pensar un desarrollo equitativo y sostenible de la ruralidad.
Al mismo tiempo, los títulos otorgados son a nivel familiar y el jefe de
familia es en la mayoría de los casos el varón, lo que no asegura la propiedad
de las mujeres y su independencia económica, principla reaseguro frente a casos
de violencia doméstica: “la tierra no es para las mujeres”. Tanto más importante resulta ser, si
se tiene en cuenta que la tierra no sólo es para ellas un proveedor de recursos
materiales sino que guarda particularmente con las comunidades indígenas, una
relación espiritual inescindible.
3. La Disponibilidad
de fondos específicos para la organización y empoderamiento de las mujeres: el desarrollo de la producción
también implica aspectos organizativos que suelen ser subestimados e
invisibilizados. La mayoría de las mujeres no producen de manera asociada y
desde los programas no existen financiamientos especificos para la organización.
Como explicó una de las delegadas del Grupo de Trabajo, “la organización cuesta” tanto en términos económicos como
personales. Es necesario esforzarse para
superar las desconfianzas, diferencias, fragmentariedad del tejido social rural
y generar instancias asociativas de articulación a nivel comunitario con los
demás actores e instituciones locales. Otra de las delegadas presentes ha
mencionado la necesidad de “unirse en el
territorio”, evidenciando la falta de articulación interinstitucional a
nivel local. Los aspectos organizativos van desde la generación de espacios
asociativos y de la construcción de liderazgo, mediación de conflictos,
empoderamiento, hasta los aspectos más técnicos de la formalización de las
organizaciones de base como la personaría jurídica y facturación, lo que
representa una barrera importante para poder acceder a canales de comercialización
de mayor calidad y estabilidad.
Analizando más en profundidad la problemática de la comercialización, resulta que las principales causas de los problemas identificados para poder acceder al mercado, se encuentran en la organización de la producción: son muchos los casos de productoras que han logrado contactar buenos clientes, disponibles a pagar un buen precio y no han logrado cumplir con el pedido ya sea por la calidad o por el incumplimiento de plazos. Por ende, el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres, con innovación tecnológica y asistencia técnica para mejorar los estándares de calidad, es la condición necesaria para lograr la comercialización.
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